Castilla tiene castillos,
pero no tiene una mar.
Pero sí una estepa grande,
mi amor, donde guerrear.
Mi pueblo tiene castillos,
pero además una mar,
una mar de añil y grande,
mi amor, donde guerrear.
RAFAEL ALBERTI
En la ciudad gaditana del Puerto de Santa María, a la derecha de un camino, bordeado de chumberas, que caminaba hasta salir al mar, llevando a cuestas el nombre de un viejo matador de toros —Mazzantini—, había un melancólico lugar de retamas blancas y amarillas llamado la Arboleda Perdida.